Tierra en las uñas es
indicio de que se trabaja en las labores
del campo y que manicuristas y pedicuristas están condenados a morirse de
hambre en cualquier finca colombiana. La Urbanidad de Carreño que nos tocó,
sólo alcanzó a sugerir el lavado de los pies una vez por semana, pero no
llegó a plantear ni siquiera la bañada
completa como la tenemos todos los antioqueños. Veamos al respecto lo que
expresa Manuel Antonio del Rosario Carreño, este caraqueño educado en París a
principios del siglo XIX, acerca del aseo de la persona (Cap. II del aseo de
nuestra persona): “Entonces al
levantarnos lavaremos la cara con dos aguas, los ojos, los oídos interior y
exteriormente, todo el cuello alrededor, etc., etc., luego nos limpiaremos la
cabeza y nos peinaremos.” Nota: es posible que los dos etcéteras, se
refieran al motor y las alas.
Pero ni forma de culpar a
este diplomático criado con europeos para los cuales el olorcito pegajoso y viscoso del grajo les
ofrece un cierto encanto sexual. Pero volviendo a esas amistades tan pegadizas es importante que al menos no
seamos considerados como la mugre, sino más bien como uña, dado que la primera
no deja de ser grasienta.
Juan Manuel Pérez
Juan Manuel Pérez
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