martes, 22 de enero de 2019

Zumbambico


                                                 

“Ve esta zumbambica” se le escucha frecuentemente a la abuela, refiriéndose a una muchachita demasiado inquieta y cansona; y aunque la expresión sea medio chistosa no tiene nada de denigrante ni ofensiva. Un zumbambico es un juguetico muy simple el cual consta de un boton y un resorte que entra por dos de sus agujeros, y que al halarse hace que el botoncito gire a tal velocidad que zumba, y el sufijo adjetival “-Ico” expresa que dicho sonido es propio del accionar del botón.

  Vale la pena gastarle un unas líneas a los juguetes que nos acompañaron en la aquella querida infancia; así que traigamos a la memoria la pirinola, el trompo, las canicas, los caballitos de palo, el triqui, el catápiz, las cometas, la soga, la hula hula, las muñecas de trapo, los carros de rodillos; los juegos de ronda, la golosa, la pelota envenenada, el teléfono roto, las comiditas, los brinquitos, la gallina ciega la rayuela, escondidijos y muchos más que se fueron al cajón del olvido por cuenta de la llegada de las maquinitas electrónicas, los videojuegos y la erupción de computadores personales, tabletas, y la epidemia denominada “smartphone” que desde hace una década viene intoxicando a los adultos y, que por desgracia, contagió adolescentes y niños. Sí, ya poco vemos a nuestros niños imaginar y reír. Necesitamos  convivir con niños  zumbambicos, que salten y derrochen alegría por toda la casa, pues nos está matando el silencio, la soledad y el aislamiento.




jueves, 17 de enero de 2019

FUNDILLO


El término fundillo no significa por antonomasia que se esté hablando de un fundo pequeño, esto a  pesar de que latifundio tenga que ver con  un fundo grande; con todo hay muchos paisas que son latifundistas sin que signifique que sean tan ricos. 

Esta palabreja, tan paisa como la arepa, es para el Diccionario de la Real Academia una derivación de fondillo, o sea, la parte trasera de los calzones o pantalones.

La derivación fundillo se aplica a la parte inferior del vaso o de la botella; también en la tierra paisa es el trasero, las nalgas, las asentaderas, el cuarto trasero, el pompis, las posaderas, el poto, el culo o el tafanario.

Antaño, cuando un hijo hacía una travesura inconveniente, se portaba mal, no obedecía o tenía mal rendimiento en la escuela, la mamá le amenazaba con el sicólogo, diciéndole: “prepare el fundillo mijo que su papá está que llega”. En esa época era la correa quien hacía las veces de tan educado profesional.

No obstante, el fundillo ha sido objeto de admiración de los hombres hacia las mujeres ya que es tal vez la parte del cuerpo femenino que observan primero los paisas. En este aspecto hay una especie de jerarquía que podemos simplificar: fundillo, piernas, cara, cintura, cabello y así sucesivamente hasta llegar al etcétera.

En realidad esta no es una exclusividad de los paisas, sino que obedece a una creencia ancestral desde hace más de 10.000 años, y que coincide con la revolución agraria según la cual la mujer de caderas anchas es más apta para tener una gran prole. 



Antes de la revolución agraria los humanos era nómadas recolectores y por ello no había mucho interés por tener una gran prole difícil de trasladar y de alimentar, en cambio el ejercicio de la agricultura trajo el sedentarismo y la necesidad  de mucha mano de obra.

Lo anterior explica la necesidad de que la mujer pudiera tener muchos hijos, pues además de la mano de obra requerida por la agricultura, la mayoría de los niños morían antes de cumplir 5 años.

Tal vez esa puede ser una explicación del por qué hoy tal creencia no existe y el papel de la mujer va cambiando.

Por lo demás existen varios tipos de fundillo:

  • De quien es muy escuálido se dice que tiene más fundillo un gato empinado.

  • Del viejito a quien le quedan los calzones como colgados de un gancho se dice que se la acabó el fundillo o que es “culichupao”. 

  • De quién tiene esteatopigia (grasa en las nalgas) se dice que tiene fundillo de rellenera, haciendo alusión a las señoras que fabricaban la morcilla en el barrio Tenche; quienes usualmente eran de amplias caderas.

  • De quienes son “muy estirados” y se creen bajados del cielo, es decir, muy presumidos y muy conservadores  se dice que son de dedo parado, sonrisa mariana y fundillo aristocrático.

  • Cuando alguien es un borrachín se dice que no se para de una mesa sino cuando le ve el fundillo a la botella.

Francisco Arango Mejía






martes, 15 de enero de 2019

A CALZÓN QUITADO








Pese a que mostró su gastado, fatigado y pálido fundillo,  que fue visto por todo el país y recorrió los noticieros de México, España, China y Japón, no es del Senador Antanas Mockus de lo que hablaremos en el presente texto; aun así, no sobra decir que dicho acto suscitó comentarios  jocosos y rabiosos, de apoyo y de rechazo.
 
El protagonista al dar la espalda y mostrar su lívido trasero solo tenía como fin  llamar al orden al irrespetuoso Senado de la República que no escuchaba lo que planteaba algún Colega que hacía lo propio de un parlamento; allí no hubo violencia ni detrimento de honra alguna sino que, por el contario, fue una  elocuente lección en lenguaje no verbal de lo que significa la expresión “a calzón quitado”, o quitao  como dicen en el país paisa.

Otro ejemplo no menos elocuente se evidencia en el dicho popular: “los niños y los borrachos siempre dicen la verdad”, en otras palabras, hablan “a calzón quitao”.

Cuando alguien pronuncia la frase “a calzón quitao” es porque está en una situación en la cual dos o más personas hablan o discuten sin tapujos, sin reservas, sin guardarse nada, exponiendo muchas cosas que hasta ese momento estaban ocultas o no se expresaban con total libertad o transparencia. Es decir, que se hablará sin acudir a eufemismos como se acostumbra en este país, o sin “pelos en la lengua”.

La imagen que bosqueja la frase nos permite inmediatamente imaginar que los protagonistas de la acción, al estar sin calzón, están desnudos, no como demostración obscena, sino porque no hay nada que ocultar ni esconder debajo de la ropa.



El origen de la frase puede remontarse a una época muy antigua en la cual los enfrentamientos de hombres cuerpo a cuerpo solían hacerse sin ropa. Esto era una práctica muy común en la llamada lucha libre, luego denominada lucha greco-romana. Esta modalidad perduró hasta el siglo XIX en algunos cenáculos aristocráticos europeos.

Otras interpretaciones de su origen surgen de prácticas de interrogatorio y castigo utilizadas en las centrales de inteligencia que consisten en quitarle la ropa al detenido como parte de la tortura para la obtención de información.


Francisco Arango Mejía

domingo, 6 de enero de 2019

Caído del zarzo


 
 
 
Dentro del lenguaje popular paisa la expresión “éste parece como caído del zarzo” se aplica a cualquier persona, joven adulto y anciano que en cualquier momento ha hecho una tontería, ha pasado por ingenuo o ha dicho una barrabasada.
 
¿Y qué tiene que ver el zarzo con una torpeza? De dos posibles maneras. Existe un árbol muy frondoso de la familia de las acacias en donde anidan muchas aves y de diferentes especies, y por tanto es muy común que de algún nido se desprenda un polluelo inmaduro que aún no está listo para volar ni valerse por sí mismo. Y de igual manera que un pobre pájaro se va de bruces al suelo, así mismo a cualquiera se le pueden ir las luces y terminar haciendo el oso.

 

martes, 1 de enero de 2019

BUÑUELO


BUÑUELO


Con regalos, bebidas y ricas viandas los cristianos de todas las denominaciones celebran la Navidad y en el país paisa, desde el componente gastronómico, se la identifica con el buñuelo acompañado de su entrañable esposa la natilla.


Aunque el buñuelo no nació en Antioquia, si parece que su origen está cerca de nuestros ancestros sefarditas ya que algunos escritos le atribuyen su creación a Abdelaziz ben Drisi el Jabazún, un panadero de la antigua Andalucía quien estaba encartado por la escasez de alimentos y de leña para el horno, así que decidió elaborar unas bolas de masa con agua y harina y las lanzó a los calderos de aceite hirviendo que estaban destinados para vaciarlos contra los invasores desde lo alto de la fortaleza. Tal puede ser el origen del buñuelo.


Al parecer la palabra buñuelo se origina en la forma de elaboración con la mano empuñando la masa para hacer una esfera que en la antigua Roma se denominaba pugno cuyo significado es puño cerrado o puñuelo. Pero doctores tiene la Santa Madre Iglesia y también lingüistas que nos podrían ilustrar sobre el tema.


Existe una gran variedad de buñuelos pues de Andalucía, donde se dieron las primeras recetas, su uso se extendió su por todo el mundo y los hay de todos los tamaños, colores, sabores y gran variedad de componentes.

En los todos hogares paisas las festividades navideñas se cocinaban, al lado del impajaritable “matrimonio“ natilla – buñuelo; una variedad de manjares, dulces, hojuelas, tamales, perniles y todo lo que el presupuesto familiar permitiera.


Pero los buñuelos paisas son únicos e irrepetibles, las madres antioqueñas armaban con todo el cuidado de sus amorosas manos los buñuelos como unas esferas de la masa elaborada con los mejores ingredientes y los freían en el mejor aceite, proceso en el cual abandonaban su primigenia forma para tomar unas caprichosas y hasta cómicas figuras. Pero lo que realmente los hacía irrepetibles era su sabor

Hoy las “fabricas” de buñuelos venden unos que son perfectamente esféricos como si fueran diseñados por ingenieros o por lo menos por verdaderos geómetras, pero que no igualan en sabor, ni amor a los monstruillos hogareños de antaño.

En el lenguaje paisa existen otras connotaciones para la palabra buñuelo:
  • Cuando un político, pongamos como ejemplo a Luis Alfredo Ramos, se voltea y se voltea hasta que se cocina, se le apoda buñuelo. Los buñuelos voltean y voltean en el proceso de cocción hasta que se retiran de la paila para que evitar que se doren demasiado. No obstante es inevitable que alguno que otro resulte quemado. Cualquier parecido con la coincidencia es pura realidad.
  • ·         Cuando alguien no tiene pericia para hacer algo se; le dice que está buñuelo, pero donde más  se revela la condición de buñuelo es en la conducción de automóviles. Un buñuelo es una masa casi redonda y a veces de forma caprichosa que lo hace es inestable y hasta gracioso en su aspecto, de ahí la comparación con personas inexpertas. Cuando un conductor muestra en la pista sus habilidades de buñuelo le gritan desde otro vehículo: “¡Café para ese buñuelo!”


Francisco Arango Mejía