martes, 15 de enero de 2019

A CALZÓN QUITADO








Pese a que mostró su gastado, fatigado y pálido fundillo,  que fue visto por todo el país y recorrió los noticieros de México, España, China y Japón, no es del Senador Antanas Mockus de lo que hablaremos en el presente texto; aun así, no sobra decir que dicho acto suscitó comentarios  jocosos y rabiosos, de apoyo y de rechazo.
 
El protagonista al dar la espalda y mostrar su lívido trasero solo tenía como fin  llamar al orden al irrespetuoso Senado de la República que no escuchaba lo que planteaba algún Colega que hacía lo propio de un parlamento; allí no hubo violencia ni detrimento de honra alguna sino que, por el contario, fue una  elocuente lección en lenguaje no verbal de lo que significa la expresión “a calzón quitado”, o quitao  como dicen en el país paisa.

Otro ejemplo no menos elocuente se evidencia en el dicho popular: “los niños y los borrachos siempre dicen la verdad”, en otras palabras, hablan “a calzón quitao”.

Cuando alguien pronuncia la frase “a calzón quitao” es porque está en una situación en la cual dos o más personas hablan o discuten sin tapujos, sin reservas, sin guardarse nada, exponiendo muchas cosas que hasta ese momento estaban ocultas o no se expresaban con total libertad o transparencia. Es decir, que se hablará sin acudir a eufemismos como se acostumbra en este país, o sin “pelos en la lengua”.

La imagen que bosqueja la frase nos permite inmediatamente imaginar que los protagonistas de la acción, al estar sin calzón, están desnudos, no como demostración obscena, sino porque no hay nada que ocultar ni esconder debajo de la ropa.



El origen de la frase puede remontarse a una época muy antigua en la cual los enfrentamientos de hombres cuerpo a cuerpo solían hacerse sin ropa. Esto era una práctica muy común en la llamada lucha libre, luego denominada lucha greco-romana. Esta modalidad perduró hasta el siglo XIX en algunos cenáculos aristocráticos europeos.

Otras interpretaciones de su origen surgen de prácticas de interrogatorio y castigo utilizadas en las centrales de inteligencia que consisten en quitarle la ropa al detenido como parte de la tortura para la obtención de información.


Francisco Arango Mejía

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