lunes, 16 de octubre de 2017

Cantar la tabla y cantar las cuarentas






En el primer caso, por supuesto que se trata de las fastidiosas tablas de multiplicar, con las que se mide el aceite a los estudiantes de las escuelas de primaria. Muchos se preguntarán cuál fue el desocupado matemático que se le ocurrió amargarles la vida a todos los niños: pues nada más y nada menos que el filósofo griego Pitágoras de Samos, cuatro centurias antes de nuestra Era, lo que significa que hasta el Niño Jesús, en la humilde escuelita de Nazaret, por allá en los montes de la Baja Galilea, le tocó también pararse frente de un viejo maestro a cantarle, a capela, las tablas del uno hasta la del nueve.