Dentro del lenguaje popular paisa la expresión “éste parece
como caído del zarzo” se aplica a cualquier persona, joven adulto y anciano que
en cualquier momento ha hecho una tontería, ha pasado por ingenuo o ha dicho
una barrabasada.
¿Y qué tiene que ver el zarzo con una torpeza? De dos
posibles maneras. Existe un árbol muy frondoso de la familia de las acacias en
donde anidan muchas aves y de diferentes especies, y por tanto es muy común que
de algún nido se desprenda un polluelo inmaduro que aún no está listo para
volar ni valerse por sí mismo. Y de igual manera que un pobre pájaro se va de
bruces al suelo, así mismo a cualquiera se le pueden ir las luces y terminar
haciendo el oso.
Existe otro zarzo muy propio de las viviendas indígenas y
de casas campesinas muy rústicas que que se utiliza para dormir o para colocar
trebejos. Consiste en una tarima elaborada a partir de un tejido de cañas
recubierto con barro, lo que se le conoce como bahareque y que se suspende casi
que a ras del techo, lo que significa que una caída a esta altura, mejor dicho,
es como para no volverse a parar por mucho rato; si es un borracho, que es lo
más seguro, quedará en el suelo como un inofensivo polluelo. Claro que si por
desgracia el que se desprenda de esa altura está empeloto será muy difícil que
recobre su honra. (Juan Manuel Pérez)
La estupidez humana es algo que tenemos en común los seres humanos, pues ¿quién no ha cometido estupideces en su vida?, es más, como sería de aburrida la vida si no fuera por la estupidez, no tendríamos de que reírnos. Pero si hiciéramos una escala de la estupidez humana el caído del zarzo es aquel personaje que vive en las nubes y se le perdona la altura para ponerlo en el zarzo que es menos lesivo que carese de las nubes.
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